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Correo del Orinoco
La artillería del pensamiento
Nº 5.28
Domingo 28 de septiembre de 2025
Opinión 9
Henys Enrique Peña
Corazón, Fuego y Escuela
Recreo
Mi maestro de sexto grado era un tipo extraordinario. Se llamaba Hugo, no recuerdo su apellido. En 1980 era el único docente que compartía el recreo con sus estudiantes. De hecho, era el único maestro en la escuela Cosme Damián Peña, de la California, Caracas, pues el resto eran maestras.
A veces nos ponía un juego donde colocaba tres metras en línea al pie de la bandera. Quien lograra darle a una ganaba las tres. Pocas veces acertábamos y él se iba quedando con las metras.
El maestro Hugo redistribuía lo acumulado al finalizar el juego. El método que usaba era algo así como: a cada quien según le correspondiera y, también, según quien lo necesitara. De este modo, todos los que habíamos perdido metras, recuperábamos una parte y aún alcanzaba para losmirones, logrando que el grupo de jugadores creciera sin hacer distinciones entre niñas y niños.
El juego suele revelar cómo son nuestros hogares y nuestra sociedad. Pero las acciones del maestro Hugo me fueron enseñando, en la práctica, que la escuela debe ser reflejo de la sociedad que queremos, no de la que tenemos, como aspiraba Luis Beltrán Prieto Figueroa.
De la misma forma en la que nadie perdía en nuestro juego de metras, sucedió que en una consulta democrática nuestra sección fue la única que no aceptó
hacer la Primera Comunión. Aunque mi mentor debe haber recibido una reprimenda por eso, aquello me llenó de un secreto deseo de ser educador.
Pero maestro del que juega metras con sus alumnos y alumnas y enseña a redistribuirlas, como Hugo, dando sus mejores lecciones en el recreo.
Caracas
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