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▷ Comunidad y psicología✔

 

Por Henys Peña (25/01/2022)

La vida te da sorpresas

 

Inicialmente el nombre de la unidad curricular “Psicología comunitaria” no resultó particularmente atractivo, a lo que se sumó la modalidad de educación a distancia que nos hemos visto obligados a practicar en respuesta a la pandemia del Covid-19. Este escaso atractivo inicial fue trocado por un ávido interés, al reencontrarnos con la reflexión sobre la tensión comunidad sociedad en el texto “Teoría y práctica de la psicología comunitaria - La tensión entre comunidad y sociedad” de Maritza Montero, que será la guía de nuestro texto.

 

Esta reflexión se adelanta ahora, dotados de un nuevo equipaje epistémico, derivado del libro “Decolonizar las ciencias sociales - Hacia una Investigación Decolonial” de Alexander Ortiz Ocaña, que nos invita a colocar la relación establecida entre psicología y sociología, en el marco de las que denomina “Ciencias configuracionales” enmarcadas en el “Paradigma emergente”, este será nuestro sextante.



 

Psicología comunitaria vs Psicología social

 

La Psicología Social, que avanzó en el mundo, se ha trocado al sur de nuestro continente en Psicología Comunitaria con signos distintivos, la primera es en un horizonte al que se asoma la psicología, pero de la segunda el asunto de estudio está conformado por colectivos y/o comunidades, considerando elementos ambientales, políticos, económicos y educativos, entre otros, a los efectos de ejecutar acciones destinadas a mejorar las condiciones de vida, con la comunidad como protagonista. El territorio es el epicentro de la metodología de la Psicología Comunitaria, con un enfoque participativo en los procesos de “intervención”, en función de sentar las bases de cambios profundos de larga duración.

 

Los términos “Psicología comunitaria” y “Psicología social-comunitaria” suelen referir a un mismo asunto, pero sirven para deslindar las diferencias en cuanto a abordaje con respecto a la “Psicología social”, por parte de equipos de profesionales de Centro y Sudamérica que a finales de los años setenta, respondieron a la denominada “Crisis de relevancia de la psicología social”. Esta propuesta, a manera de renovación, implica el trabajo en el territorio, aplicado a problemas concretos, ya no al “fenómeno social”, con un giro participativo que involucra al conjunto de actores, promocionando el protagonismo de estos.

 

Es esclarecedora la afirmación de Alexander Ortiz Ocaña sobre la “Psicología social”:

 

“Sin lugar a dudas, como ya hemos expresado, la forma más enfática del configuracionismo la ha proporcionado la teoría de la Gestalt, nacida en 1912 de los trabajos convergentes de Wertheimer (1945) y de Köhler (1967,1972) y, por su prolongación en psicología social debida a Kurt Lewin” (Ortiz, 2017, pág. 93).

 

            Esta afirmación simplifica el debate sobre sus orígenes, precisando tiempos y autores, así como diferencias con respecto a lo que el mismo Ortiz denomina “Ciencias decoloniales”, entre las que podemos ubicar a la “Psicología comunitaria”, dentro del “Paradigma emergente” en el que antes colocamos a la Psicología social, pero entre las “Ciencias configuracionales”, aun a riesgo de cierto abordaje manualesco, la diferencia ontológica entre ambas estriba definitivamente en el rol del “sujeto”, o la ausencia de tal rol en la Psicología social.

 

Sujeto colectivo de la Psicología social

 

En el prologando proceso de desenmascarar los fetiches de la ciencia, por ejemplo, el de la objetividad, mentor directo del denominado “objeto de estudio”, aun los mayores abismos y desencuentros que puedan separar a los varios abordajes, en la psicología comunitaria se hablará de sujeto de investigación, este sujeto es actor protagónico de la investigación, aun en las diferentes realidades sociales que puedan hacer que su acción se desarrolle en modos diferentes. Así cualquier pretensión de uniformidad ante la diversidad del comportamiento social, de colectivos e individuos, está destinado al fracaso. Maritza Montero realiza una aproximación por diferenciación, en la que emergen los principales elementos que caracterizan a esta ciencia transdisciplinaria al momento de conceptualizarla:

 

“Puede decirse que la mayoría de los autores define a la psicología comunitaria como aquella que trata de la comunidad y que es realizada con la comunidad. Esta definición permite delimitar lo comunitario y lo asistencial con bastante claridad, pues, si se excluye el rol activo de la comunidad, podrá tratarse de aplicaciones psicológicas concernientes a la salud, la educación, el asesoramiento, aspectos específicamente clínicos que, aunque tengan lugar en el territorio propio de la comunidad (si lo hay), no implicarán un trabajo comunitario al no contar con la participación de quienes integran la comunidad a la cual se dirijan esas acciones ni con su perspectiva del asunto” (Montero, 2004).

 

Entre la diversidad de posiciones alrededor de la meta - objetivo trazado por sus corrientes contemporáneas podemos mencionar:

 

-       Lucha contra la pobreza: Las graves desigualdades, tensiones y contradicciones de nuestras sociedades, la extrema opulencia por un lado y la miseria extrema por la otra, el estado de precariedad económica y material de más de tres cuartas pates de la población mundial, vienen a dar marco al conjunto de acciones para confrontar los efectos sobre sujeto individual y colectivo desde la comunidad.

 

-       Ciudadanía: Una concepción de democracia, orientada a percibir a la comunidad como sujeto de derechos y deberes, mediante el consenso social participativo. La ciudadanía implica respeto por las personas en tanto sujetos de derecho, con miras a mejorar la calidad de vida de modo comunitario.

 

-       Empoderamiento: Original del vocablo inglés 'empowerment' es muy debatido el uso de este, tanto por ser un anglicismo forzado, como por la formulación del poder como centro, esto ha ocasionado el uso de otros términos 'fortalecimiento'. El empoderamiento se orienta a la “territorialización y autogobierno” para que las personas y/o colectivos organizados cobren autonomía real en el proceso de toma de decisiones recuperando el control sobre sus vidas, mediante el acceso libre a la información, mediante la participación inclusiva, la corresponsabilidad y el desarrollo de capacidades.

 

-       Salud mental: El equilibrio entre personas y sociedad, conformado en diversos aspectos, tales como familia, comunidad, escuela y trabajo. Estos equilibrios permiten a la persona alcanzar un estado de bienestar y calidad de vida.

 

Contexto de la Psicología Comunitaria

 

A mediados de los cincuenta del siglo pasado surgieron cuestionamientos a los supuestos metodológicos de las ciencias sociales, ya adelantamos los relativos al objeto de estudio, podemos agregar la metodología cuantitativa y la neutralidad del investigador a los elementos cuestionados. En Latinoamérica tomará forma y fuerza la psicología de la liberación, relacionada a la filosofía de la liberación, esta propondrá intervenciones en la comunidad, tomada de la mano de la sociología militante, el construccionismo social, la salud mental comunitaria, la etnometodología. Al mismo tiempo se nutrirá en Europa, concretamente en Italia del movimiento de la antipsiquiatría, en Suramérica tomará elementos de la educación popular.

 

En los Estados Unidos de América, obtendrá importantes aportes, en principio por fórmulas orientadas a superar las limitaciones de la psicología clínica tradicional, aun en el marco de la promoción de la salud mental. Estos aportes condujeron a extender la práctica psicológica, superar la premisa de enfermedad – cura, para establecer enfoques preventivos, es así como la psicología comunitaria pasó a ser y continúa siendo considerada una de las especialidades en la psicología clínica.

 

El término “psicología comunitaria” queda registrado en 1965, en la Conferencia de psicólogos de Swampscott. El documento "Sentido de Comunidad" (Sense of Community), producido en 1974 por Seymour B. Sarason, asentará elementos fundamentales, al tiempo que ve la luz la propuesta del modelo educativo piramidal de Edward Seidman y Julian Rappaport, que propone producir un intercambio de saberes que permitirá a las personas resolver por sí mismas sus dificultades, estableciendo autonomía sobre su bienestar emocional, lo que terminará siendo la piedra angular del enfoque de empoderamiento.

Es así como la psicología comunitaria ha tenido un extenso desarrollo en Latinoamérica, a partir de las reflexiones académicas y prácticas en la década de los ochenta del siglo pasado, destacando; Maritza Montero, Irma Serrano-García, Gerardo Marín e Ignacio Martín-Baró (S.J.), entre otros. Cuentan entre sus referentes; la educación popular, la investigación acción participante (Orlando Fals Borda), la teología de la liberación, la sociología militante, la tecnología social (Jacobo Varela), la sociología del desarrollo, y el trabajo comunitario.

 

Herramientas metodológicas

La psicología comunitaria está orientada a la solución de problemas, por lo que los psicólogos comunitarios cuentan con métodos y técnicas tanto para generar conocimiento como para intervenir en la realidad social, muchas, sino todas estas herramientas, son comunes a las distintas disciplinas sociales.

 

En la tradición metodológica Latinoamericana resalta la producción en torno a la Investigación-Acción; el conjunto de elaboraciones y desarrollo originados a partir de las ideas de Kurt Lewin, y su integración con los planteamientos de Argyris y Schön, integrados en los años 1970 por vía de las ciencias sociales politizadas o comprometidas (militante).

 

Esta ruta de encuentros dará pie a la Investigación Acción Participación, que como el resto de sus métodos será compartido con las otras ciencias sociales, pero que dará un signo distintivo a la Psicología comunitaria Latinoamericana. Al cuestionamiento de la ciencia tradicional se sumará a partir de los años ochenta del siglo pasado, el debate de la “modernidad” y las relaciones centro periferia del sistema mundo, insertando el análisis crítico, el giro decolonial y temas tales como; género, diversidad, pluriversidad, relación con el ambiente, que vienen a agregarse a la crítica socioeconómica, reflexión constitutiva de la psicología comunitaria.

 

La gran variedad de confluencias y articulaciones dan a la psicología comunitaria en Latinoamérica su propia identidad, además de rasgos distintivos en Sur de América, Centro América y el Caribe.

 

Socialización de conocimiento

Es frecuente que en psicología comunitaria se hable de la importancia del conocimiento, de su “construcción”, pero tanto la Investigación Acción Participativa, como la Sistematización de Experiencias, como métodos, responden a la socialización del mismo, pues este existe y tiene significado únicamente para la comunidad con la que se trabaja, es así que todo proceso de “intervención” requiere de procesos de encuentro, construcción colectiva. Sin declinar al uso de técnicas como; encuestas, entrevistas, historias de vida o grupos focales, le son más apropiadas técnicas como; talleres participativos, contextos colaborativos, mesas de trabajo, reuniones, encuentros y plenarias, animación sociocultural, procesos de capacitación, fortalecimiento de saberes locales, detección, reconocimiento, creación y movilización de redes comunitarias y familiares. Todas estas técnicas bajo el marco metodológico de la investigación cualitativa, el método de Investigación Acción Participativa o de Sistematización de Experiencias, con instrumentos previamente caracterizados y definidos.

 

Si en un principio desde las ciencias se pregonaba la objetividad, la psicología, y en general otras disciplinas sociales, no abandonan los procedimientos realizados sistemáticamente, estos procedimientos pueden incluir la denominada 'intervención', asociada al modelo relacional experto/destinatario, pero que expresa también  estrategias usadas con frecuencia, en las que la "intervención externa" produce cambios en escenarios como; Proyectos sociales (desarrollo local socioeconómico, comunitario, psicosocial, cultural), Proyectos de Construcción de Ciudadanía. (Equidad local, participación comunitaria, desarrollo de redes comunitarias), Proyectos de mejora de la Calidad de Vida (Educación, cultura, deporte, salud, ambiente y hábitat, relaciones interpersonales), Proyectos de Fortalecimiento Cultural (patrimonio, memoria colectiva, diversidad cultural, procesos de des-colonización).


Intervención con para que

La intervención comunitaria tiene objetivos relacionados con las condiciones de vida, con la comunidad como protagonista; parte, traza su ruta y arriba, con las necesidades, aspiraciones, problemas o asuntos de interés de la comunidad como polo magnético. Su recorrido se da en procesos de mediano y largo plazo, con epicentro en una comunidad claramente definida, entendida como los elementos e interrelaciones: población - territorio, recursos - demandas, relaciones de poder.

 

Se aspira la comprensión de la realidad local mediante la utilización de técnicas cualitativas, con una perspectiva global, que permita construir un horizonte integral e integrador del diagnóstico; determinar las prioridades compartidas; abordar los asuntos comunitarios desde una perspectiva interdisciplinaria; asegurar el protagonismo de la población.

El papel de la información y la comunicación es decisivo para la participación, la información es un derecho ciudadano de naturaleza público. Solo la comunicación permite compartir conocimientos, tanto para el diagnóstico desde el que se parte, como para compartir hacia dónde va. Todos los implicados deben tener acceso a toda la información, así como a los medios para comunicarla, tanto instituciones como técnicos y comunidad, con el lenguaje de esta última.


A manera de epilogo

Las dificultades que se encuentran en cada uno de los momentos y realidades abordadas por la psicología comunitaria, pueden ser resueltas mediante el trabajo colaborativo entre todas las personas implicadas, con la convicción de desarrollar un trabajo serio y riguroso, para lograr entender que los obstáculos o conflictos frecuentemente se pueden transformar en oportunidades para repensar acciones y posiciones, que permiten alcanzar intervenciones más efectivas.

 

Bibliografía

Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidos.

Montero, M. (2006). Teoría y práctica de la psicología comunitaria - La tensión entre comunidad y sociedad. Buenos Aires, Argentina: Paidos. Recuperado el 12 de enero de 2022, de https://bit.ly/33NrNPc

Ortiz, A. (2017). Decolonizar las ciencias sociales - Hacia una Investigación Decolonial. Balti, Moldavia: Editorial Academia Española.

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https://orcid.org/0000-0002-2652-8124
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