▷Cecilio Acosta y la educación✔
Por; Henys Peña (25/10/2017).
Hay docentes que, al granjearse el odio de unos y el afecto de otros, suscitan el interés general, es el caso de Cecilio Acosta, en la proximidad del bicentenario de su nacimiento (San Diego de Los Altos 01/02/1818) le dedicaremos varios textos, este el primero de ellos. Como docente de una universidad que lleva su nombre, resulta imposible desentenderse de aquel a quien Martí dedico un excelso ensayo en la “Revista Venezolana” y cuya autoría le hace acreedor de la expulsión de Venezuela por el presidente Guzmán Blanco.
Luego de graduarse de abogado en la Universidad Central de Venezuela (UCV), Cecilio Acosta se dedica a la docencia, que será el principal oficio de su vida, dictando las cátedras de Economía Política y Legislación Universal Civil y Criminal, también ocupa el cargo de Secretario de la Facultad de Humanidades de la UCV. Incansable promotor de la “educación crítica”, pública e “ilimitada”.
En palabras de Manuel Almeida, Cronista del Municipio Guaicaipuro, Cecilio Acosta viene a ser una especie de “representación venezolana de Victo Hugo que, desde una visión zamorana, puede ser mal interpretado, por su manifiesta y frontal aversión a la guerra federal, en cuyo descargo debe quedar claro que, lejos de ser por estar con los centralistas, a los que enfrenta igualmente, lo hace desde una visión que reivindica la paz como requerimiento fundamental para el progreso, en Cecilio Acosta la compasión y comprensión de las injusticias de la sociedad son profundas e inequívocas”.
Es en resumen un liberal, que en su obra “Cosas sabidas y por saberse”, parafraseando a Simón Rodríguez; afirma: “Enséñese lo que se entienda, enséñese lo que sea útil, enséñese a todos”; con esto se hace también un criticó de la educación universitaria, al concluir que no cumplía con estas premisas.
Si bien es firme defensor de la descentralización, porque cree en el papel protagónico del hombre, le privilegia en una defensa del individualismo, que se complementa con la concepción de un hombre culto, un hombre con una cosmogonía amplia y crítica y que es protagonista de la transformación personal, familiar y colectiva. Inspirado por el renacimiento, no dudó en señalar “Descentralicemos la enseñanza, para que sea para todos; démosle otro rumbo, para que no conduzca a la miseria; quitémosle el orín y el formulario, para convertirla en flamante y popular; procuremos que sea racional, para que se entienda, y que sea útil para que se solicite”.
En contraposición a la masificación de la educación, que apunta a que todo el mundo estudie, sin importar con frecuencia la efectividad y utilidad real, propugna la educación o instrucción “ilimitada”, con la que trasciende por mucho a la premisa de la masificación, porque reivindica la igualdad de acceso, visto como derecho intrínseco a la condición humana, concebido en el marco de un proyecto de país federal y democrático, al tiempo que avizora en el horizonte el carácter permanente de la educación.
Podríamos discutir la vigencia o no de las ideas de Cecilio Acosta, poner en duda su aporte a la educación venezolana o cuestionarlo, pero lo que no es susceptible de duda es su firme rectitud e inquebrantable honestidad, consigo mismo y con la república, prefiriendo evitarse ser súbdito de los laureles que le pudieran atar a la tiranía, no puso en venta su pluma, ni hipoteco sus ideas, aun al precio de una vida modesta, un final lleno de penurias y la escasa difusión, en vida, de su obra.
@COPYLEFT / TODOS LOS ERRORES RESERVADOS
#Henys
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